Desde 1996, cuando Perú inició sus primeros envíos aéreos de cítricos a Europa, el país ha sido un participante activo en el mercado mundial de cítricos. Un punto de inflexión fue en el año 2000, impulsado por el aprendizaje y la Ley de Promoción Agraria Ley 27360, que fomentó la formalización y las inversiones en el sector agrícola.
Perú ha destacado en la producción de naranjas y limón sutil, pero la mandarina se convirtió en el producto estrella en los mercados internacionales. Sin embargo, el escenario cambió drásticamente hacia el año 2024, con la derogación de la Ley 27360 y la promulgación de la Ley 31110, una legislación que ha limitado las inversiones y ha afectado la competitividad de variedades tradicionales como las mandarinas Satsuma y los tangelos Minneola.
Ante el incremento de los costos de producción y la pérdida de competitividad, los productores se ven obligados a replantear sus estrategias, considerando el cambio hacia variedades patentadas de cítricos con mayor demanda o, incluso, evaluando la transición hacia otros cultivos.
Las variedades patentadas y la creciente demanda de otros cítricos peruanos, como las limas y los limones, presentan nuevas oportunidades de cultivo. Sin embargo, la decisión de cambiar de variedad o de cultivo requiere un análisis detallado, considerando los desafíos de los costos de producción y la situación del mercado global, donde incluso las variedades patentadas enfrentan una sobreoferta.
La adaptación a variedades más rentables es esencial para mantener la competitividad en el mercado internacional, pero conlleva una alta inversión. La recuperación de la competitividad en la citricultura peruana es crucial para el desarrollo del sector, la gastronomía, la alimentación local y el sustento de miles de familias vinculadas a la producción y comercio de cítricos.
El desafío es significativo, y la necesidad de adaptación es inmediata para asegurar el futuro del sector citrícola en Perú.
Fuente: redagricola.com