En mayo pasado, el Senado de la Nación aprobó la emergencia citrícola, que alcanza a los productores de Entre Ríos, Corrientes, Misiones, Jujuy y Salta. La norma fue finalmente promulgada en junio.
Sin embargo, nada ha cambiado para los trabajadores de la tierra, que siguen sufriendo los estragos de la suba de precios y la baja en el consumo.
Ante este panorama, son varios los productores de Misiones que ya debieron cambiar el rubro y abandonar los cultivos de limón, naranja o mandarina, puesto que ya no son rentables para el comercio.
No obstante, hay otros cuya producción es más grande y solamente viven de ella, por lo que la posibilidad de cambiar de cultivo es remota. En estos casos, la preocupación ante la superproducción y las pocas ventas va en crecimiento entre los colonos, que temen la pérdida total de sus frutas.
Es el caso de Ricardo Ranger, productor misionero, quien en diálogo con El Territorio remarcó que “la producción es buena, pero no tenemos más a quien venderle, no hay consumo ni exportación. No somos competitivos en el mercado interno, hay superproducción y no tenemos a quien venderle lo que producimos”.
“Venimos de perder 2.000 toneladas de limón que se pudrieron en la planta. La naranja se vende a cuentagotas y la mandarina no se puede vender. De Entre Ríos (donde están las fábricas de jugos) no viene nadie a comprar. El sector está muy mal, es desesperante”, manifestó.
Precio de costo
El productor indicó, asimismo, que para trata de salvar algo de los gastos operativos, las frutas se están vendiendo a precio de costo, pero ni siquiera así las fábricas de jugo reciben la mercadería.
“Todo tenemos a precio de dólar, cada vez que sube el dólar, los productores temblamos porque sabemos que es menos el consumo y más los gastos. No podemos cuidar las quintas ni comprar fertilizantes, nada, y si no se cuida la planta, el año que viene no va a haber producción y no podemos permitir eso”, sentenció.
Indicó en esa línea que las cargas impositivas y los costos fijos –como combustibles– son determinantes.
“Por eso no somos competitivos, todos nos ganan en el mundo. Por ejemplo, la empresa nacional de jugos instalada en Entre Ríos trae jugo concentrado de Brasil, porque le sale más barato que mover la mano de obra”, adujo.
Al tiempo que añadió: “Se está destruyendo la actividad. Lo único que anda es el pomelo, porque no hay casi producción a nivel mundial, pero con el resto nos estamos quedando sin vender y es desesperante”.
FUENTE: EL TERRITORIO